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viernes, 25 de marzo de 2011

Entre dos aguas

Siempre estamos entre dos aguas,
dos canales, de caminos paralelos,
sus aguas discurren,
a veces rápidas,
otra mansas,
irrigarán campos distintos,
saciarán la sed de los naranjos, unas,
de los pomares, otras.


Somos dos orillas, de mares opuestos,
cuyas aguas nunca se mezclan,
aguas bravías unas, fuertes, frías y nobles,
aguas cálidas las otras,
serenas,acogedoras y sinceras.


Los bajeles llegan al puerto,
entre broncas sirenas y gaviotas,
tú allí esperas,
la mirada perdida entre azules y grises,
en una lejanía que va mas allá del horizonte,
mientras siluetean tu figura verdes y grises.


Mis ojos cansados, lagrimean,
al brillante azul del cielo,
luminoso y claro cielo,
espero sentado en la arena,
pierdo la mirada mas allá del horizonte,
esperando encontrar la tuya.


Zarparé en mi barca,
sus velas serán blancas como las nubes,
el viento de la esperanza, las hinchará,
mi norte serán esos ojos verdes,
las estrellas jalonarán la estela,
hasta divisar el puerto de tu regazo,
y refugiarme en el.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Vientos rojos

Es el amanecer rojo entre nubes,
es el alma de la primavera.
Como bandadas de gaviotas,
viajan las nubes,
agitadas por el viento viajero.


Viento agitando los árboles,
coral y susurrante,
como una caricia entre amantes.


Viento que intenta descarnar las ramas,
de los retoños de sus primaverales hojas.
Viento que gime,
entre olas sin espuma,
entre las llamaradas de fuego del alba.


Prisionero del alma del viento,
encarcelado entre amorosos silencios.
Me rompo y me sumerjo en remolinos de besos
agitado por la primavera y el viento.

sábado, 19 de marzo de 2011

Sonata de luna

Ahí esta la luna, mírala,
semeja una enorme perla,
colgada sobre la mar.
Preciosa viene,
tocando una melodía,
sobre su estela plateada.


Miran las estrellas en silencio,
sonríen a su amada,
y las olas baten calladas,
sobre la orilla dorada.


Al oír la melodía,
acuden prestos los pinos,
sacuden sus ramas,
sin romper la armonía,
romeros y tomillos,
sus aromas le ofrecen.


Y las sirenas en el agua,
levantan para honrarla,
castillos de caracolas,
oyendo fascinadas,
la sonata de luna.

lunes, 14 de marzo de 2011

El arbol

He besado ese árbol,
nuestro árbol,
me he abrazado a su tronco,
y el beso se ha encendido,
mas no ha traspasado su luz
a cada una de sus ramas.


El árbol no me acoge,
no parece sentir
todo ese mundo de sentimientos,
de recuerdos,
que a mis ojos se vuelven colores,
rojos los sentimientos,
amarillos los recuerdos,
verde la esperanza,
olores y rumores de un pasado feliz.


Mas el árbol sigue inmutable,
indiferente al voluble amor,
y tan solo centrado en lo que no cambia.


Y mis ojos se pierden por sus ramas,
buscando esa flor esquiva,
de la felicidad,
y el, pura su savia,
verdes sus hojas,
se yergue tan solo atento,
a la eterna realidad invisible
del tiempo que nos cobija.

viernes, 11 de marzo de 2011

Busqué tu nombre



Busqué un nombre para ti,
una forma de llamarte,
a ti mujer de ojos negros, verdes, azules,
de iris dorados todos,
de miradas luminosas,
ojos seductores, avasalladores.


Mujer de boca anhelante, cálida,
de labios rosados y carnosos,
ansiosos de besos y caricias.


Busco un nombre para ti,
y no lo encuentro,
pues eres una y eres miles,
esa mujer que viene y que va,
llena de misterio, de encanto.


Quiero encontrar esa luz de tus ojos,
luz repleta de colores
y reflejos indescriptibles,
luz que parece que se puede coger,
mas se torna intangible a mis dedos.


Esa misma luz que es cántico,
y melodía dulce en tus labios.

 

domingo, 6 de marzo de 2011

Sensaciones

Lejos, entre el levante fresco y húmedo,
hay sensaciones nuevas,
son como manchas,
verdes, azules, turquesas,
que las sombras de las nubes
quitan y ponen.


Toda la mar parece,
una inmensa paleta de colores,
de la cual una pléyade de sirenas,
van esparciendo colores aquí y allá,
formando un esfumado indescriptible,
una maravillosa amalgama de colores.


Es como si marzo,
tejiese un mensaje de despedida
entre las sombras y las olas.
El dorado de la luz vespertina se dilata,
hasta teñir de oro las nubes,
más tarde de rojo.


Y poco a poco apagándose otra vez,
con una inigualable degradación de luz,
se va el ocaso suspirando.