Seguidores

viernes, 26 de noviembre de 2010

En el enmarañado....



En el enmarañado montón de algas,
que la mar arrastra, caóticamente,
intenta vanamente la luna,
arrancar destellos de plata
del oscuro marrón opaco.


Parece que el viento ha tomado cuerpo,
un cuerpo ebrio de poder,
que golpea alegre, ciego,
la multitud de formas que se encuentra.
Grandes nubes huyen volando,
como grotescas animaciones celestes.


No puedo decidirme.
Vuelvo despacio sobre mis pasos,
voy pensando en esos ojos,
aunque el viento me azota con fuerza,
unas lágrimas resbalan por mis mejillas,
será arena, que ha entrado en mis ojos,
o quizás el dolor de haber perdido,
la radiante belleza de tu sonrisa.
Me paro una vez y otra.


Mi cuerpo, parece obviar,
los golpes del viento.
está atrapado en un rincón de mi mente,
que recuerda emocionada los campos,
verdes y morados de violetas tempranas,
lanzando su olor fino, a veces penetrante,
a veces embriagante que mi alma recibía,
como el viento a veces caliente,
y a ratos, aún frío.


Ese aroma me traía, esa pasión virgen,
de aquellos negros ojos almendrados,
la delicadeza de esa pierna en seda negra,
la suavidad de esos lisos cabellos de ébano.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Desparramadas sobre la noche


Desparramadas sobre la noche,
mis lágrimas,
dejan rastros de jazmines calientes.


Noche que haces llorar mis sueños,
ansias reprimidas de futuro.


Rompe en sollozos mi guitarra,
agonías del alma en lejanía,
suspiros que flotan al rasguear.


Hiende la luna su mar de estrellas,
rompe nubes plateadas su quilla,
recordándome un no te quiero querer,
unos cabellos desparramados, una sonrisa.


Entre hierbabuena y azahar,
mantos de estrellas, sollozos de guitarra,
recuerdos encadenados, flotando encima,
como luna plateada, tu rostro mujer.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Mi corazón está cerca del mar



Mi corazón está cerca del mar, donde nació,
donde aprendió a amar, entre olas y calmas,
entre cantos rodados y barcas en la arena,
tumbadas sobre un costado unas,
apoyadas con traviesas otras,
esperando las ascuas del crepúsculo,
para contar sus vivencias al caminante nocturno.


Allí tumbado entre ellas,
esperé el resplandor de la aurora,
soñando con tus sedosos cabellos,
negras nubes de tormenta semejaban,
soñando con tu sonrisa, cual alba en roca fría,
pensando en ceñir zafiros de estrellas,
a tu garganta de diosa.


Con el fuego de ese amor, voy hacia la mar,
mas nunca hacia el olvido,
porque tornar atrás no puedo,
porque diste a mi vida, la palabra perdida,
el vocablo amado.


Y así en tu rostro me recreo, tus manos,
me acarician, demostrándome que no sueño,
tus ojos me dicen, que este que soy,
seré lo que sea, mas soy tu amante,
y en el íntimo espejo de los míos,
rompen lágrimas de alegría,
que tus labios absorben.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Miralas



Míralas, como suben hasta el cielo,

como congregan su espuma,
como plumas de colores,
irradiando arco iris.

Toda la mar festonea de blancos colores,
semejan, espaciadas,
las notas en una escala musical,
melodías de ensueño
que las musas marinas cantan.

Asemejan gráciles palomas,
como el pensamiento de cada ola,
que se deslizan en orden y armonía.
Una brisa sale del mar,
no sabe a sal,
algo que nos evoca al azahar,
a ese pájaro que canta alegre,
algo que nos conduce a esa estrella,
naciente al amanecer.

Nuestros ojos,
quieren ver mas allá de ese misterio,
penetrar en esa belleza,
pero no lo consiguen,
se sumergen de nuevo en el misterio,
en la belleza.

En nuestro interior,
se reflejan estos iris,
nuestra alma triste por nada,
recoge sus colores,
como un canto perfumado,
encendiendo en ella una pasión inmensa,
en la que ola se corresponde tiernamente,
y la espuma y el iris,
no son mas que caricias y besos.