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domingo, 12 de septiembre de 2010

La bruma


La bruma, emblanquece el horizonte,

tenuemente se divisa la costa,
del otro lado de la bahía,
escondiendo la isla del fondo.

Húmedo frío, te cala los huesos,
un escalofrío recorre el cuerpo,
inconscientemente te arropas.

Viene, lenta, saliendo de entre la bruma,
una bella mujer, un halo gris parece abrazarla,
resalta sus ropas oscuras,
cada trecho se detiene,
vuelve la vista al mar, lo mira fijamente,
esperando distinguir entre las blancas olas,
algo o alguien.

Soledad, silencio sobre la fina arena,
un perro vagabundo olisquea,
entre los montones de algas,
buscando algo que comer.

Entorno a mí, se espesan las nubes,
gris, verde y blanco,
se recaman entre el cielo, la mar
y la espuma de las olas al romper,
siempre inmortales,
rompen, mueren y renacen de nuevo,
una y otra vez.

Sonrío, me despido de la mar,
me despido de la parte de mí,
que ha quedado sumergida en ella,
sonrío, me olvido de todo,
hundo la mirada en las bajas nubes,
y me voy, feliz,
perdiéndome en la bruma.

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