lunes, 20 de septiembre de 2010
La tarde parece un adagio
La tarde parece un adagio,
las horas tan solo notas,
melodiosas o discordantes,
según nuestras sensaciones.
En mi soledad acompañada,
ya conocéis los sonidos,
de la sociedad en que vivimos,
intento escuchar la sinfonía del mar,
que intenta sonar,
entre los bajeles del recuerdo,
entre las brisas del cariño,
entre las olas de ternura,
que forman este adagio.
Cierro los ojos y juego a quererte,
siento el embrujo de tu voz,
tengo miedo a las palabras,
pueden romper este sortilegio,
que envuelve mi cuerpo,
como una delicada piel suave,
amorosa, tierna, cálida.
Quizás este es el momento pleno,
en el que la voz se vuelve canto,
en que la luz del atardecer,
penetra el alma embrujada,
como un velo de misterio.
Y de nuevo juego a quererte,
porque no puedo dejar de amarte.
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Encantada de volver a leerte, este poema es precioso, mezclar la música con el amor. Como siempre he disfrutado leyendolo.
ResponderEliminarGUMIEL
Gracias preciosa, esa por lo menos es la intención,, que os guste, un besazo
ResponderEliminarReleer tus poemas es volver al tiempo que te los grabé, estupendos momentos. LOs adagios son fascinantes melodías que te transportan a lugares mágicos. tu poema , es querer hacer del momento diario un diario momento de ternura llenos de palabras que tu paleta de colores pinta. Besos de colores.
ResponderEliminarAmpi
Carpe dien
Cuánta ternura...
ResponderEliminarUn placer leerte amigo mío. Besets.
Gracais Tirolina, espero ppoder volver a enviarte mas,, y que los grabes de uevo, sabes que me encanta oirte.
ResponderEliminarBesos y abrazos
Gracias Isabel, y ya sabes espero tus cartas desde dentro. Un besazo cielo
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