Cae el atardecer,
tu mirada prefiere vagar libremente por el cielo,
inundarse de ese celeste,
que sin sentir se vuelve añil,
bañando tu cuerpo de un halo de estrellas.
El aroma de las flores,
que el anochecer despierta,
se desparrama llevado por esa brisa marina,
entra como bálsamo en tu corazón.
Piensas en seres, en cosas,
que han dejado de ser parte de ti,
parece que a esta hora,
todo se vuelve más nítido y transparente.
Tus sentidos,
te hablan de una música suave,
casi celestial,
de la que desconoces su procedencia.
Es como una caricia angelical,
que apacigua tus sufrimientos,
tornándolos en felices sueños.
Después….
quién sabe..
el amor..
la certeza en tus decisiones,
anhelo de abrazos y besos,
lágrimas que brotan porque sí,
risas que salen del corazón,
y ese anhelo de ser siempre tú,
contra viento y marea.
RIO ABAJO
Hace 1 día