Seguidores

sábado, 23 de abril de 2011

Me quedé sin fuerzas

Me quedé sin fuerzas, me las robaron,
o se fueron quedando por el camino.
Y poco a poco, salgo del marasmo,
salgo de ese caos en que caí,
ya amanece, la mañana me sonríe.


Asoma la sonrisa a mis labios,
ahora sí miro a esa mujer,
sí, esa mujer de piel de luna
y rizada cabellera azabache, esa sí,
esa mujer de piernas largas y esbeltas,
cuando camina ante mí, sonrío,
me hace sonreír con dulzura,
como cuando se esconde entre mis brazos,
se hace un ovillo en ellos,
y se queda allí agazapada,
mirándome e incitándome al beso.


Me gusta besar sus labios,
morder ese labio inferior,
regordete, seductor, incitante,
deslizar mi lengua por su cuerpo,
de arriba abajo, y luego volver a subir,
recreándome en esos lugares íntimos,
en esos pezones desafiantes y retadores,
besar sus ojos, para que por momentos,
no me mire, pues allí me veo,
tan grande y tan pequeño,
como ella me ve.

2 comentarios:

  1. Ains... mi niño sensual-sexual :)
    Querote moito e biquiños cálidos y húmedos como cada vez que entro aquí y me emocionas.

    ResponderEliminar
  2. ¡¡Caray!! Qué maravilla de poema no me extraña nada que te hayas quedado sin fuerzas..., casi me quedo yo al visualizar tus letras tan bien escritas..., pero bien, bien escritas.

    Besitos.

    ResponderEliminar