Subo a la colina,
tan solo para admirar más de cerca,
el cambiante color de los árboles,
en un día claro, nítido,
quizás por el viento de poniente,
que azota suavemente, y a veces en ráfagas,
las hojas y ramas,
haciendo que el suelo se pinte de colores.
Soledad, suaves siseos de las ramas,
semejan voces lejanas, que no acierto entender,
y que grato todo,
el sonido de mis pasos, al quebrar las hojas,
la quietud, se serena el alma.
Inspiro el aire limpio de la mañana,
vuelven a estar en armonía,
el cuerpo y el alma,
en este fresco frio alto,
se olvidan fácilmente las miserias del día a día.
El viento empieza a arreciar,
desando el camino, con ojos alegres,
en un mirador me detengo,
allí abajo veo como empieza a alterarse,
como se siluetean sobre su manto azul celeste,
las blancas olas, que empujadas por el viento,
dan la espalda a la playa y se dirigen mar adentro.
Acelero el paso, feliz, sonriente.
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Caray te has superado, aires de montaña y mar en la misma poesía. No me extrañan ninguno de esos sentimientos al ver tan bella imagen otoñal.
ResponderEliminar¡Se feliz, todo lo que puedas!
Besitos.
Hay infinidad de veces
ResponderEliminaren que necesitamos la soledad
acompañada de naturaleza,
has escrito una bella
representanción en versos
de esta meta propicia,
un abrazo
Me paso para desearte un muy Feliz Año Nuevo y que la felicidad te dure todo el año.
ResponderEliminarBesitos.
Jaumerei, mis mejores deseos de paz y amor para ti.
ResponderEliminarBesos y abrazos.
Que cambios me das meniño... que me emocionas tu.
ResponderEliminarUn biquiño con todos los deseos de que pases una feliz entrada de año nuevo.
Que te quiero yo cariño.
Bicos cálidos y húmedos como año tras año.. querote.
Feliz y sonriente te dejas llevar por el viento hacia la inmensidad del sol naciente que te llena de luz. Un abrazo muy grande.
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